Cooperación «Descentralizada»
El quehacer internacional de los gobiernos subnacionales en el continente americano es una realidad emergente que cobra cada vez mayor fuerza y que tiende a consolidarse como producto de la propia globalización. La experiencia adquirida en la gestión del desarrollo territorial y de las propias relaciones fronterizas ha permitido que cada vez más las autoridades locales y regionales convertirse paulatinamente en interlocutores válidos para proyectar internacionalmente sus regiones y comunas.
La cooperación descentralizada puede contribuir al proceso de integración regional y en este escenario es percibida como uno de los instrumentos clave para avanzar en el proceso de descentralización nacional, cobrando un papel relevante debido a la necesidad de establecer enfoque territorial del desarrollo político, administrativo y económico en cada una de estos espacios geográficos, afianzándose la idea de que el desarrollo latinoamericano dependerá, en buena medida, de la capacidad de crear áreas de integración que promuevan procesos convergentes de desarrollo a nivel institucional y entre los actores económicos, sociales y culturales, del microespacio local.
Esta privilegiada y promisoria avanzada de las Regiones en el concierto internacional topa con un obstáculo estructural que frena su desarrollo: el centralismo del Estado chileno. Sin embargo, a pesar de que el proceso de descentralización política y administrativa no avanza con la misma velocidad, el indiscutido y privilegiado potencial de internacionalización con el que cuentan nuestras administraciones subnacionales, debe ser fortalecido en atribuciones, competencias y la incorporación del instrumental necesario para cumplir con esta esta misión a cabalidad.
En todo caso, a partir de las fuertes demandas de la ciudadanías regionales, y del trabajo permanente por modernizar el estado nacional, sobre todo a través de la denominada Agenda Nacional de Descentralización que ha sido liderada por Subdere, la descentralización nacional del país parece haber llegado para quedarse, convirtiéndose en un proceso, que aunque parezca lento y que suela contar con poderosas detractores centralistas, parece irreversible.
COYUNTURA POLITICA 