Nuestra ignorancia sobre la actividad volcánica de la Patagonia es supina.
Recién a raíz de los movimientos sísmicos han comenzado a sonar nombres
como Burney, Reclus, Lautaro y Aguilera; todos volcanes con los cuales vamos
a tener que familiarizarnos. En el caso del Burney – en estos días – alguien ubicó una foto
y le dibujó una columna de humo, según el autor, observable desde Puerto Natales.
La fumarola chanta es testimonio, pronosticaba el plagiario, de actividad volcánica
en los días del temblor.
Si todos supiéramos, donde está ubicado el volcán Burney y lo esquivo que es en
cuanto a avistamientos, no habría cundido como cierta la probabilidad de sus
erupciones. Cuando caprichosamente se deja ver, desde el mirador de la
Avenida Santiago Bueras, da la impresión de estar frente a una montaña mágica
y enigmática.
El Burney, tiene en sus faldeos un gran ventisquero, desde donde bajaba todas las
primaveras un gran y furioso toro albino, que no dejaba escapar vaca en su afán
de cubrirlas. Al término de su tarea de semental, se tornaba manso y en su
lomo jugaban los niños del lugar. Estas mentiras- verdaderas las cuenta a quien quiera
escucharlas, con respeto, Alberto Caro. Este legendario navegante, junto a su
familia, fueron habitantes de Ancón sin Salida – en las faldas del Burney- por más
de treinta años.
El resto de los volcanes, integrantes de este cordón de fuego de la Patagonia, a saber,
Reclus, Lautaro y Aguilera están ubicados en el Campo de Hielo Sur. En el caso
del Volcán Lautaro recibe visitas provenientes de la localidad argentina de Chaltén.
No es secreto para nadie, que empresas argentinas de “trekking”, venden caminatas
en el campo de hielo sur en la zona, cuya demarcación está pendiente desde el monte
Fitz Roy y el Cerro Daudet. En tanto, el Reclus es el gran sospechoso de los últimos
movimientos telúricos en Puerto Natales
Aprovechando la coyuntura, el departamento de Geofísica de la Universidad de
Magallanes, quiere llegar al volcán Reclus. Rescatar antes que vengan los
deshielos, muestras superficiales de hielos y nieve, para detectar restos de cenizas.
Son las contradicciones de la ciencia. Mientras una gran potencia, gasta millones de
dólares para deleitarnos con paisajes marcianos, en la tierra aún hay territorios
desconocidos para sus científicos.